LAVADERO DE LANAS. MÉRIDA.

Que suerte tenemos con nuestras parejas, Mabel y Alberto pusieron su gran día en nuestras manos sin reserva ninguna. El proceso fue un auténtico disfrute, dos personas maravillosas, amables, alegres, sencillas, siempre con una sonrisa.

Un día muy caluroso no solo por el sol sino por la alegría que se desprendía de la pareja y sus invitados.

Después yo me puse en manos de Alberto (es cirujano) ¡Jaja!